jueves, 7 de mayo de 2009

X & Y


X, no recuerda las etapas de su retorno a este mundo tristón, entre la polvorienta y humeda ciudad. Únicamente sabe que no lo abandonaba el temor que al salir de su actual laberinto, se rodeara otra vez con la feliz y nefasta sensación de verla. Nada mas puede recordar, en ese olvido, cuando la vea, las cosas serían diferentes. Cuando la vea.

Y, con un inquebrantamiento sin voluntad, que es circunstancial (ella lo sabe bien), eso esperamos en este relato. Eso esperamos. Las circunstancias de su evasión fueron tan ingratas que algún día olvidado podrá olvidarlas. Eso espera el personaje secundario de esta nuevamente, nefasta historia.

X, piensa que participan de universos distintos pero sus percepciones son iguales, sabía que las combinaban de otra manera, mientras ella construía con ellos otros objetos, que no era sino un vertiginoso y continuo juego de breves llamaradas, con el deseo de mantener los pies calientes al dormir, el los tenía tan helados como en verano. Y con medias.

Y, sin embargo sabia que era tan grande la calma (o tan grande o miedosa su soledad) que pensó que ahí, contemplándo a ratos desde su lugar en aquel bar, había estado esperandolo a unos pasos de el. Como si aún estuviera lejos. Concibiendo nuevamente el propósito de re-enseñarse la palabra que es tan afín a ella como solitaria.

X, pensaba en un mundo sin memoria, sin tiempo. Consideraba la posibilidad de una fonética que ignore los sustantivos, un lenguaje de palabras impersonales y sonrisas por millones para que cuando rodaran los días, la felicidad ocurra una mañana, con lentitud.

Y, siente que las noches. Si, esas noches de desierto son frías y vacías, tan vacías que X lo sabe pero teme decirselo para no modificar las dunas de sus consecuencias y sin preguntar, besando su mejilla tomando prestadas sus lágrimas con sus labios, para que cuando se las devuelva, sean de felicidad.
X, sabe que en un plazo infinito, le ocurre a todo hombre todas las cosas, por sus pasadas o futuras virtudes, todo ser es acreedor a su bondad; pero también a cada traición, por las infamias del pasado, o del porvenir.

Y, con las copas suficientes para la desinhibición exige explicaciones en una torre de vértigos, pensando en un irresistible destino, taciturna entre las que gritan un abrazo, dos, tres millones, fluyendo en la noche clamorosa, en una comprensión, antes de acabarlo todo, donde en el principio vivió aquella traición, ahora, que la permiten amar, hace fuego la historia y que no será, por que sabemos que ella vale mucho mas que la fe jurada.

X, cuando emprendió retorno a su lugarcito tan efímero bajo las primeras estrellas de la noche contempladas a traves de la escotilla del bus tan abiertamente posible, la brisa se hacía cada vez mas fria mientras subía, así se enfriaban sus manos y sus corazones, ambos corazones. Comprendiendo que solo un destino no es mejor, por que aquella bonita morfología biológica de aquella mujer, así lo dispuso.

viernes, 17 de abril de 2009

A lo lejos.. alejándose


Era pues el secreto de mi vida. La razón de ser de esa tristeza que me agobiaba sin tenerla, preocupación que me llenaba estúpidamente los días y principalmente las noches. Sin saber que decir, ni como actuar, esa ceguera de multitudes que te cicatrizan las llagas del alma y a la vez te las abren cuando no encuentras respuesta.

Curado del todo al caer en el pozo de enfermedad en sus mas crueles y sombríos rincones, donde el miedo común que vivía conmigo, envuelto en pánico se había por fin esfumado. Enroscando mis brazos en mis piernas hasta hacerme bolita y no querer salir nunca para que no me sigan haciendo daño. Funcionó.

Me pregunto a que se debe tanta indiferencia confusa, será que el síndrome es contagioso, responderé. Pues, cuando uno a amado y odiado, o cuando uno a vivido y tenido relaciones aflictivas supongo. La primera explicación me parece la mas coherente y lógica, o donde no hay retornos en acontecimientos pasados, curándose con grandes alegrías que te produce al entrar en la casa de grandes amigos, por no llamarlos corazones. Subrayo.

Hubiera seguido escribiendo tantas banalidades que genera ese supuesto adjetivo de cuatro letras que emula un sentimiento ya formal si hubiera recibido una contestación, ese sentimiento que hace que supuestamente seas mejor persona, eso, que me hizo reformular un cuento donde nos conocíamos desde niños e intercambiamos diálogos ingenuos, donde ella era inocente y el era tímido.

En los que delicadezas de cortesías, hablaban de amor sin mencionarlo, por temas interrumpidos con los lindos colores del arco iris, un sol acompañante y el movimiento de las nubes interpretando las formas, siempre de su mano, viéndola sin el mas mínimo ápice de maldad, hasta ahora lo haría sin perder de vista sus grandes ojos marrones. Lo haría.

El niño sacado de una canción setentera proveniente de una intérprete de equivalencias tempestuosas, despidiendo a aquel chico de su barrio sin causa alguna, de cara sucia y cabello largo. Sintiéndose dichoso de conversar, aunque fríamente a través de una computadora unas horas a la semana y de esos breves encuentros, salía robustecida su inspiración surgiendo cuentos y bocetos de poemas, donde la mayoría de ellos, no tendrán destino final.

Todo esta contado, entienda quién quiera entender en las canciones dedicadas a mi misteriosa niña nunca nombrada, salvo en una película dibujada.

Pero, nada a pasado. No había un olor, un color, una temperatura, no ha habido absolutamente nada en réplica, no ha habido tiempo perdido, ni siquiera ido, tampoco por supuesto. Recuperado.

Escribo como si fuera amado, como si fuera comprendido, como si estuviera muerto, donde si algún día entras en el, verás que no es un mundo triste, solo un pequeño espacio celestial de tercera categoría donde los sentimientos pueden verse como son, por la bruma que causa nuestra inconsciencia.

martes, 7 de abril de 2009

Pensando en lo que sería...


Me senté en la esquina del escritorio observando su silueta. Y como haciendo hora y queriendome decir algo, se puso de pie y dió unos pasos hacia la ventana, con los brazos cruzados sobre el pecho, algo andaba mal.

Se quedó mirando la mañana gris, húmeda, discretamente fantasmal. Pero no la veía, buscaba palabras para decirme que no me vaya, que me quede con ella, quizás para siempre.

Vestía un jean y una blusa azul. Y repentinamente tuve ganas de besarla.

La cogí de la cintura y ella se dejo ir contra mi. Pero mientras la besaba con mucha ternura, en la mejilla, en el cuello, en la oreja, su piel tibia latía bajo mis labios y sentir la secreta vida de su sangre trascurrir me producía una alegría enorme.

Enredaba mis dedos en sus cabellos de cuando en cuando, tan entretenido estaba con ella, que a ratos me perdía en lo que me decía, también su voz sufría altibajos, llegando a susurrar. Como si la soledad en la casa no fuera suficiente para tener que decirnos las frases mas lindas del mundo sin llegar a escarapelarnos con cada oración.

Nos quedamos en un silencio sutil, hablandonos con la mirada por varios minutos.

Para romper el hielo del que queriamos seguir disfrutando, le conte un chiste tan malo que (mas por mi expresión que por la forma como lo conté) sentí que se reía. Y al mismo instante vi alzar sus brazos y entrelazarlos a mi cuello, rozandome la mejilla con la de ella.

Sabíamos que este fuego interno solo podría sobrevivir si había entre nosotros, otros imanes, espirituales e intelectuales, mas que el simple gusto de sentirse querido, para que esa clase de amor producida entre dos seres especiales, perdure.

Bajamos a la sala, puse algo de Bublé. Queria utilizar el pretexto de bailar para abrazarla y decirle cositas al oído y hablarle de literatura y que ella me responda de música, seguí las instrucciones tal cual.

¿Cuanto duraría todo esto? - me pregunto sin querer preguntarme. ¿Al cuanto tiempo de estar conmigo, te cansarías de mi? ¿al mes, a los dos, a los tres? ¿Crees que es justo que cuando acabe la ilusión me largues y tenga que empezar de nuevo?

Se quedó mirandome fijamente. Se notaba que estaba cansada de llorar, de lamentarse por enamorarse de los menos indicados, tendencia en el que todos somos víctimas. Su cara fue esbozando una sonrisa, esas de las que tanto me gustan, de las que sueño tenerlas al despertarme.

Si me juras que me aguantarás mas de un año te acepto. Sin enamorarte de otra, queriéndome solo a mi, me dijo. Por un año de felicidad me quedaría contigo. Si supiera que me muero por decirle que quisiera ver el último ocaso del sol en una banqueta de Lima a su lado, sonaría ridículo, no le respondí llegando a solo atinar con la cabeza.

Me desperté. Esa noche, despues de pensar tanto, dando vueltas en mi cama, prendí la lamparita del velador, me puse a pensar en lo que sería un instante. Y me volví a dormir.

miércoles, 1 de abril de 2009

Espectando tu sonrisa


Caminando. Sin pisar la linea de los cuadraditos. Al principio. Para empezar el recorrido con una felicidad personal, que solo a mi me da felicidad. Como saltando. Como saltando. Nunca tanto.

La neblina espesa borraba todo. Lo deformaba. Y una garúa tenaz aguaba el aire. Es finales de marzo y estamos en el corazón del invierno (como decía mi abuela). Pienso, mientras continúo mi caminata. Triste e inóspita al paradero de la esquina. Con la voz de mi viejita antes de salir: abrigate que esta haciendo frio!! luego el gasto es para unooo!!!. Y en verdad que esta haciendo frio del carajo. No basta las dos medias, pienso y sonrio. Me alegra haberle hecho caso y no haber recibido el clásico: jodete entonces! como vuelto a mis desacatos con devoción.

Supuse bien. Nadie sale un domingo en invierno, mucho menos a solo prestarse a caminar. Día propicio para respirar. Para mi. Y solo. Mientras sigo esperando el taxi que me lleve a mi lugar favorito. En esta estación que a nadie gusta. Solo a mi. El infaltable regateo, "maestro 5 lukitas al puente?". Mas por la manera de la solicitud que por el contrato verbal, accede en un gesto afable.

Mientras distraía mi mente con la conversación del canoso interlocutor psicólogo ambulante, en la radio sonaba melódica la canción mas chancada de cadillac. En el pequeño tramo, se me venían atisbos de melancolía, causadas por una sonrisa, pienso. Una sonrisa?. Como diablos una sola sonrisa puede hacerme temblar? O es que en verdad no me abrigue lo suficiente? me pierdo en mi pregunta mientras en mi disfuerzo, tirito y río dentro del coche destartalado igual que el dueño, en neblina, en garúa, en la tarde de un domingo, con una sombra mirando de reojo mi risa tonta y que ahora estaba en silencio, mientras seguía conduciendo.

En unos minutos escucho a lo lejos, según mi inconciencia: llegamos!!! con tono rudo y cierta ironía para despertarme del letargo, el sujeto que con ojos clavados en mi con cierto descaro se disponía a seguir trabajando. Asintiendo yo con la cabeza y devolviéndole el gesto con una sonrisa calida al anciano (si la gente entendiera el poder que genera una sonrisa, pienso) cambiaría el mundo, bueno en parte. Bueno nunca tanto. El mundo ya esta bastante jodido para hacer campañas de sensibilización. Pero puedo ser extremadamente feliz con tan poco.

Mientras me acercaba, me frotaba las manos con furia, oyendo el rumor del rio cargado a lo lejos y de cuando en cuando el sonido de los motores de los autos que transitaban por la calle principal languidecían.

La garúa habia cesado, pero ahora un viento silvante barría la tierra y malograba mi imitación de peinado. Saco los audifonos y me los conecto al cerebro. Agrego cualquier canción, no gusto de escuchar una canción feeling si no tengo cierto sentido para hacerlo, o poner una buena letra para combinar el romanticismo cliché y el masoquismo en el que solemos sumergirnos a ciegas en un mar agridulce. En este caso, en un rio.

Llego al espacio que tengo debajo del puente, asolapado empiezo a acomodarme para quedar espectante al ocaso de matizes tan dulces que te llenan la boca de saliva, e ideas apropiadas para causar frases enamoradizas. Primero anoto mentalmente las palabras que le diré a mi sonrienta musa para no caer en eufemismos. Luego, mi lapicito masticado que se pierde entre mis dedos plasma ideas concretas.Pienso. Necesito una actitud bizarra y un buen argumento. Uffffffff. Que dificil es enamorarse. No es tan simple decir las cosas en un solo de emociones.

Con esto basta. Otra entrada para mi cuadernito, y ya si no lo lee o no lo escucha al menos lo sabrá cuando lea mi libro. Cuando yo lo publique y ella lo compre. Pienso y rio. Con los mismos detalles que al salir de casa. Regreso. Tomo mi taxi. Regateo. Converso un poco. Me cuelgo. Y me despido de mi amigo fugaz. Me bajo a una cuadra para respirar el ultimo aire impersonal del día y juego a la rayuela, llego saltando muy serio de cuadradito en cuadradito, en un pie, en dos.